Un aire acomete mi alma dormida,
me despierto con una suave brisa,
es el candor del amor de mi infancia;
infancia placentera y primorosa,
la que tanto yo añoro y tanto imploro. ¡El vivir de esos años!
Amor sano, cuya pureza blanca;
llenaba mí existencia,
esos años de suave y calma brisa,
donde “no" había ni rebeldía ni odio,
años eternamente inolvidables,
de mí querida y mencionada infancia.
A ella, le brindo todo,
lo que poseo y tengo.
¡El vivir de esos años!
Años junto a mis padres,
los que tanto respecto,
y dentro de mí llevo.
A ellos dedico estos humildes versos.
A Coruña, 7/01/2009.