Su alma es como una fuente,
manantial de aguas cristalinas,
fluye pura, y limpia mi corazón,
sobre esas aguas refrescantes,
flotan pétalos de rosas eternas.
Se sumerge un rayo de luz,
la transforman en aguas vivas,
en aguas llenas de felicidad.
El amor se encuentra en el fondo,
libre brota de las aguas abundantes,
su mensaje de paz me transmiten,
sobre mi alma derraman su luz.
Cuando bebo esas aguas de amor,
entonces llega a mi alma su pureza,
siento dentro de mí la frescura,
gozo indecible indunda mi alma.
Ella es la dicha que me ilumina,
el anhelo eterno de toda mi vida,
la fuente inagotable de mi amor.
Lupercio de Providencia