"¡QUÉ FÁCILMENTE SE ME ESCAPA EL ALMA!" ¡Qué fácilmente se me escapa el alma cuando adivina cerca tu belleza, allí donde tú pones tu mirada! Y tardo en regresar porque me quedo en el nivel que algunos llaman "Alfa" admirando las cosas que te gustan y en tu retina quedan atrapadas. ¡Qué fácilmente se me escapa el alma! Yo no me canso de mirar al cielo las noches bellamente decoradas y despertar sintiéndome gaviota por no enviviar las aves en su vuelo. Pero hay algo muy dentro que me inquieta, es algo indefinible que me embarga, algo que me trasciende cuando empiezo a compartir contigo la alborada; pues todo lo que tocas, por tocarlo, yo lo siento impregnado de nostalgia y todo lo que dices, amor mío, es sagrado al igual que lo que callas. ¡Qué fácilmente se me escapa el alma! Por eso me enternece tu pulsera, tu collar, tus aretes y tu falda, el rubor natural de tus mejillas y el otro artificial con que te manchas. Beso tus labios que rebosan mieles temiendo hacerte daño con mis ansias, igual que hace la abeja con las flores, como hacen colibríes con sus alas. ¿Por qué las olas de la mar no cejan en su eterno vaivén? ¿por qué las hadas de los cuentos de niños no me brindan una respuesta con su vara mágica? ¿Por qué el genio que nace de una lámpara maravillosa no me da la calma y esta regla de tres no me despeja esta su incógnita álgida y amarga? ¡Qué fácilmente se me escapa el alma! Heriberto Bravo Bravo SS.CC (Derechos reservados)