Volviste tus ojos a mi,
y surcaste mi corazón
sembrando semilla de esperanza;
tu sonrisa,
di vida a la ilusión,
y mojé mis labios con
los tuyos,
brotando tal cual capullo,
un dulce sabor a miel
que enderezó hasta mis huesos
sin darme cuenta por eso
que cambio hasta mi caracter,
de lobo a mansa paloma
endulzando hasta mi hiel;
mi lecho no estaba solo
y comprendí muy temprano
lo que me contaba tu aroma;
me hablaba con mil olores,
lo que transforme en mil amores,
me hablaron del dulce amor a
vida,
y volví a la realidad
con un temor amargo
a despedida.