Me perdí en el nocturno manantial de deseos
de tu piel sudorosa y tus labios henchidos,
escondiendo en mi boca el loco y encendido
sabor rojo furtivo de tus besos...
Mi piel pintó de rojos tus anhelos,
tus manos provocaron mi delirio,
convirtiendo en euforia y en martirio
el deseo anhelante de mis pechos...
Teñimos de pasión roja la noche,
agotando el deseo enardecido,
coronamos Amor con oro broche...
Y exhautos ya de palpitar las pieles,
nos quedamos al fín quietos, dormidos,
saboreando en los labios ricas mieles...