Ayer por la mañana,
salí a la calle con mi cesta
para hacer la compra muy peripuesta,
cuando de repente,
un gran empujón sentí;
era un joven que me dijo
sin ninguna consideración:
quítate del medio vieja,
que no puedo pasar yo.
Noté en ese momento tal indignación,
que me falto un pelo
para llamarle(…..);
si eso mismo que pensáis
le habría yo, llamado
sino fuera porque soy,
remilgada con los tacos.
Tan rabiosa me quedé
del tamaño de la grosería,
que muchas ganas tuve
de retorcerle el cuello
como si fuera una gallina,
pero solo me salio un insulto recatado,
con muy poca resolución,
y que apenas él, se dio por enterado.
¡Que fastidio!,
no poder haberle dado
una patada en un tobillo,
para que se acordara bien de la vieja,
que sinceramente, se quedo perpleja.
Cuidado con estos malvados,
que no tienen educación,
de un empujón te tiran al suelo
y se te rompe hasta el talón,
A mi edad hay cuidar,
todos los huesitos,
pues como se rompa alguno,
te quedas ya, hecha un cisco.