Había una vez en una Aldea pequeña, una Reina
que vivía en su gran Castillo. El pueblo mucho
la quería porque ella cuidaba a sus aldeanos
siendo justa y brindando amor a todos.
Ella tenía la costumbre de salir a su balcón a mirar
la luna, la noche era hermosa y un suave viento,
hace llegar hasta sus oídos una dulce canción de amor.
Entonces la Reina desde ese instante, todas las noches
a la misma hora, salía para escuchar la hermosa melodía
que en su letra contaba su vida entera como Reina
y como mujer.
Un día preguntó a sus doncellas, si conocían al hombre
que cada noche cantaba y en sus letras, de ella siempre
hablaba; una de las doncellas le dijo que era un humilde
granjero que solo vivía y que de noche solía cantar sus
letras de amor.
La reina quedó inquieta y quiso conocer al plebeyo de
su Aldea...Una noche salió de su Castillo cubierta con
su larga capa que también tapaba su cabello y apenas
se veía su rostro, solo para acercarse a escuchar más
de cerca al plebeyo que tan hermosa voz tenía y que
en sus letras decía cosas bellas de ella como Reina
y mujer. Al estar tan cerca, sentía su canción como
si estuviera susurrándole al oído y así pudo saber lo que
el humilde aldeano decía; a su Majestad se le llenaron
sus ojos de lágrimas y se fue corriendo nuevamente
a su Castillo.
El hombre nunca supo que su Reina a la que él amaba tanto,
había estado casi a un paso de él, escuchando su canción.
Como la Aldea era pequeña, enseguida se conoció el secreto
de la Reina, pues una de sus doncellas la vió salir en la noche
y la siguió para protegerla, fue así que descubrió adonde había
ido su Reina; la doncella indiscreta, comentó lo sucedido tan
solo a una persona de la Aldea, pero eso bastó para que todos
se enteraran lo que esa noche sucedió.
Su título de Realeza no impidió que ella de ese hombre se
enamorara, fue entonces que cada noche iba a escuchar la
canción de amor que él le había escrito solo para ella.
Y una noche se acercó al plebeyo, diciéndole muy despacito
la letra de su melodía: Tócame un vals con tus dedos, pinta
de azul mi canción, mátame muy suavemente son tus palabras,
rozando muy lentamente mis labios hasta perderme...mátame.
Así fue como comenzó esta hermosa fábula de amor, donde
una Reina su corona dejó para estar junto a su amor.
Lina
Lagodecristalesazules
04/05/2017
Copyright © 2017
Derechos de Autor Reservados
El estribillo de la melodía del aldeano, no es de mi autoría, solo la puse porque es una de mis canciones predilectas. Fue compuesta en el año 1971 por Charles Fox y Norman Gimbel. Tema: Killing Me Softly with His Song.