Como un viento embravecido,
dando vueltas en mi lecho.
Comparto tu mismo techo,
porque eres mi marido.
Mas, recibo tus reproches
y acabo siempre en tus brazos
cuando me quieres tener,
eso, enturbia nuestras noches,
va desgastando los lazos,
y no lo se resolver.
Sin réplica, mil preguntas
te hago, y finges dormir,
sólo me quieres herir,
mis sospechas son presuntas.
Arrastrándome a tus pies,
sigo, como loba herida
sin dignidad, sin orgullo,
esperanzada a un después
que se alarga con la vida,
y mas que llorar, aúllo.
® Susana Valenzuela
27-02-11