El aire seco de esta tarde
me está ahogando,
y tus huellas van apareciendo
en ese espacio de cielo
que se abre cuando estás.
Te vas esta tarde,
yo sé bien que para siempre,
aunque trates de negarlo,
aunque trates de ocultarlo.
Y el cielo tiñendo púrpura
todo lo que aparece en él
hasta nuestra estrella muere...
y la soledad comprende
que nunca más estarás.
Con el alma pendiente de un hilo,
se queda sólo el destino,
y mi vida se vacía,
cual las ruinas de este hogar.
Te me vas, ya no lo ocultes,
ya no me digas que sólo
es un poco de soledad.
Ahora vas a otro sitio,
sin mi presencia, y con tu olvido
me destrozaste sin compasión,
pero te quiero no hay que ocultarlo,
y aunque hoy te vayas
te quedarás muy dentro del corazón.