Estás, Señor, lo sé. Mas, no te veo;
estás en el silencio y el sonido,
estás en mis recuerdos, en mi olvido,
estás en cada cosa que deseo.
Estás en cada verso cuando leo,
estás en mi oración si bendecido.
Estás en una cruz, estás herido,
estás en el rechazo del ateo.
Estás en mi interior y te presiento,
estás en mis afanes, mis desvelos,
estás entre mis dudas y certezas.
Estás porque te creo, porque siento
que estás cuando percibo tus consuelos
puliendo de mi amor las asperezas.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC