Eres la luz de mi noche donde aspiro llegar,
farol encendido indicando donde navegar.
Mi sol de día en la noche mi estrella guía,
anhelante gracia que suspiro hacerla mía.
En tu dulce voz hay nota de poesía
preludio suave, que en el alma es cual melodía.
En tu mirada encontré mi canción perdida
que no sabe de nostalgia ni de despedida.
Hada de ensueño, a tu risa inocente hice verso
entonces sabrán tu simpatía en universo.
Tú renueva energía cual torrentoso río,
pero en tu apacible caudal quedo en albedrío.
En nuestras anuencias siento paz y felicidad,
es beneficio de larga espera en serenidad.
Mientras, la lluvia moja tus encantos de veras,
para este instante esperamos varias primaveras.
Amándonos irrumpen los suspiros silencio,
momento efímero que nos igualan sentencio.
Mi único hurto es tu suspiro virginal divino
que finalmente cedes, con amor y cariño.
El señor de los fierros
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