Que pena que yo no naciera poeta.
Atribulado o contento,
herido por amor o por tristeza,
describiendo una piedra,
o el rumoroso viaje de la vida.
Y ser algo mas que un nombre,
que pasa y se olvida
como una rafaga de viento
borra una huella.
Que pena.
Sonreir al aguacero,
ver la paloma por la pluma
por el vuelo y por todo.
Desvestir el alma,
desflorar la rosa del corazón
cuando canta.
y decirle al mundo
que se puede vivir
del amor o de un poco de esperanza.
Que pena que no fuera poeta,
y cantar a mi patria
a la luna o al sol inmenso de España.
Nacer con el alma preñada,
con la indiscutible fuerza
de la razon, de la palabra.
Y decir ternezas o defender una idea.
Que pena, que pena.