La vida depende ahora de tu respiración, aliento de mujer al que me has hecho adicto,
al olor de tu libido que prepara el acto principal en la obra de nuestros sentidos,
entre el calor de tus muslos, paredes del deseo, encuentro mi voluntad y lo poco que soy ante tí, diosa de mis pasiones,
despiérteme mujer con el alarido que siento desde lo más profundo de tu cuerpo,
entre miradas profundas desata el instinto que en tu cuerpo explota entre placeres de agonía al sentirte entre mis brazos esclavos de tus caderas,
soy preso de mis propios deseos provocados por tu piel, y sólo puedo sentir el resuene de mis pulsaciones,
quiero respirar profundo como si fuera a salir de este mundo, al entrar en los más íntimos sentimientos de tu cuerpo,
necesito volar sobre tu feminidad, haciéndome uno con tu agitada respiración,
y repetirlo una y otra vez, hasta ser presos de nuestros instintos conjugados en el único estruendo que es capaz de cimbrar el universo.