Como una alondra que vivaz, persigue
la bandada imaginaria de un otoño,
como el puerto sin faro que ilumina
al velero de los adioses,
como la tierra expectante
de silencios acústicos,
como el olor de tu piel
que describe energético
lo felino de tu cuerpo,
como el sauce sin lágrimas
y el tilo sin diagonales,
como el bar de tu plaza
entre Pilares de naufragios,
como el viento que va y viene
entre nortes y sures,
como el clamor de tus voces
entre rutinas de hielo,
como el incienso y el fuego
que prendes en cada ausencia,
como la tangibilidad
de cada paso que determina,
como el callado crepusculario
de mis anónimas entregas,
como mis versos de puño y letra
que te entregué hace un verano,
como el pudor que te cubre
cuando mi voz te recorre,
como cosecha en tu siembra
y repliegue en tu boca,
como refugio sin tiempos
en tus espacios tan míos!