Ante ti, ahora mar tranquilo,
sentado en la gastada piedra de tu orilla,
vienen a mi recuerdos
de tiempo atrás vivido,
y lo mismo que tus aguas, ahora calmas
me encuentro sosegado
con incipiente paz para mi alma.
Tú, que te mueves
por influyente mandato de la Luna,
y que su brillo
en la noche clara te ilumina,
oxigenas tus aguas al moverte
y de vida tu inmensidad florece.
Más pronto, el huracán despierta,
y tu paz y sosiego desvanecen
y al igual que en mi,
la paz por siempre ansiada,
en tormenta de inquietudes languidece.
Honestidad pedí para mi vida,
honestidad, di de mi para la tuya
y tras la falsa calma apareciste
real, sin la mascara en tu cara.
JGL
Nunca habÃa leeido algo que me calara tan hondo el alma,escribes muy bello,además me identifico mucho con tu poema SIGE ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!