Duermes tu.
Pero no mis deseos;
Ellos siguen mordizqueando tus caderas.
Mis sentidos siembran en tu piel de invierno,
Las gotas de mi ardiente primavera.
Mis caricias aun navegan por tu espalda,
que hace apenas un instante enjugara mis sudor;
Aun tengo en mis labios restos tibios,
de la humedad de tu sexo y su sabor.
Duermes tu.
Pero no la pasión que en tu cuerpo arde.
Ella sigue jugando ante mis ojos,
sobre la blanca espuma de tu carne.
Esa carne que jamás crei en mi boca;
Ese cuerpo que creía etéreo.Inalcanzable.
Hoy yace frente a mi y me provoca,
aun dormida, una tentación inagotable.
Por respeto a tu sueño, no me aferro a tu cintura;
Aunque los nervios de mis manos se apoderan,
por volver a escudriñar la parte oscura,
que se oculta en la redondéz de tu cadera.
Quiero volver a poseerte,es un martirio,
sentirme como el mar, al ver la luna.
Duermes tu, pero no mi delirio,
Te deseo a ti, como nunca a ninguna.
No me negaré mas el placer prohibido,
Voy a sembrar mi sexo, dentro tuyo.
Dejaré a mi lujuria usar tu nido,
Perdona si tus sueños hoy destruyo.