Tenerte en el recuerdo de mi pensamiento
es escarcha de inviernos en mi presente,
dónde transito con cautela con sentimiento
rememorando la cálida nostalgía de mi mente.
De promesas, ocasos grises e idilios recurrentes,
el corazón, encantado por el embrujo de tu alma,
se llena de inimaginables y fieles atardeceres,
esperando de ti la mágica varita que le de calma.
Llegarás cuando la luna desdoble su inmensidad
en los infinitos silencios de mis aconteceres,
esperaré, con cautela el abrazo de tu casualidad.
Recitaré en mi noches versos sentidos de amor
esperando que vuelvas al recuerdo del encuentro,
llorando por ti, en mis momentos de triste dolor.