Soy esclava de un esclavo, y me rio,
el poeta es libre, pero frágil como un caracol;
del dinero nos reimos, se rie el poeta,
y yo me sigo riendo de él; rio por no claudicar.
Los espejismos de unos pocos hipnotizan el mundo,
pero los ciegos escapan a su maldad.
! Qué inféliz es la humanidad!
el usurero tiene lo que ama poque lo posee,
el que nada tiene envidia y llora,
quien exhabrupta, podrido de satisfacción,
es más repugnante que los otros dos.
Los que escapamos de esta ventura del Don
y no queremos dominar, ni tampoco envidiar,
somos los más débiles,
los más tristes y pobres,
pero aguardamos nuestra oportunidad.
Entretanto, somos la voz de quienes no hablan.
Los ojos de los ciegos, la conciéncia del gusano.
CARMINA.
3/7/2007