-Bebí esa noche; y no lo recuerdo-
me embriague de néctar y de perfume,
de deseos, de sueños y de ilusiones;
-bebí esa noche, no me arrepiento-
dulce el licor; la dulzura de tu encanto,
de tus manos, de tu amor.
-Bebí tanto, que no recuerdo…
La dulzura de tu rostro,
La expresión de los invitados,
La hora exacta, ni el lugar correcto;
Tampoco se del viento que refrescaba,
Mucho menos del silencio, el ruido,
los murmullos, los sonidos, el ambiente
y lo demás. Todo, no lo recuerdo.
-Bebí de la cortesía de tus ojos,
de la suavidad de tu prudencia,
del ruboroso tono de tu flirteo,
de la discreción de tu mirada,
la elegante rubrica de una dama;
-¡una dama enamorada!-.
-Bebì esa noche,-
de tu mirada; de tu aliento
de tus labios y de tus besos,
-te bese esa noche, lo recuerdo-
Autor: ALEM.