escalando despacio las montañas
de tus pechos
nado y me ahogo en la fragancia
de tu cuerpo,
mas luego tus uñas de fiera
destrozan mi espalda
cuando expiran nuestros
últimos deseos
rey mirandote desnuda; otra vez
enciendes mi mente
entonces, te vuelves reina de nuestro
aposento
y coronas mi pasion
desenfrenada
mas con malicia te retraes, pides
para otro momento
este llega sin aviso, y ya idos
es mejor morir
pero te deseo, me deseas,
que torpemente cabalgamos
mas tú, rompiendo mi voz
cercenas mi hombría, volviendome
timido y loco
el ruido del mundo ajeno,
es nulo; no importa
tu y yo, ciegos de amor
estamos ocupados
amandonos de mil maneras
que nada es estorbo
hundiendonos otra vez
en la ciénaga del morbo