En la extensa y frágil quietud de tu piel,
poblada sólo de arrebatos,
existes tú
igual a como te pienso de noche,
cuando en la sombra retumba
y por los flancos se extiende
la furia desnuda y dócil
que pretende en su espasmo
traspasar el tiempo
a solas conmigo;
tus bordes son mi mejor motivo
y tu esencia el único impulso
de existir en la penumbra
de ese sueño…sueño mío.
Y es que allí,
donde tú moras desnuda,
lejos del sentido y las formas,
te están buscando mis versos
para sobrevivir contigo,
quedo y extasiado,
yo solo
entre tus muslos embravecidos.
Y cuando la noche y el día,
atizados en medio del espasmo,
se junten y se separen,
tú existirás ya dispuesta y lista
(totalmente entregada) y finalmente rendida
en el fondo mismo de mis desvelos,
para ser en él,
después de todo,
los dos,
ese inmenso silencio de luz
que a solas buscó mi sueño
para vivir…y morir contigo.