Recuerdo aún aquella tarde.
Recuerdo los gritos en mi oído
que pedían me alejara.
Recuerdo bien cómo seguías gritando
cuando las llantas se detuvieron
y las miradas de gente sin conocer.
Recuerdo que te seguí sin respuesta.
No recuerdo habere dicho te quiero;
te ofrecí ayuda y cariño,
amistad eterna y sincera.
¡¿Nunca dije te quiero?!
Pero tú te fuíste sin hablar;
lo único en mi mente es aquel recuerdo:
los gritos, gestos, modales y miradas;
todos me hicieron llorar.
Me dejaste y no pude detenerte.
Y mi mente sigue atormentandome.
Manda imágenes que no quiero,
nuevamente recrea tu figura a lo lejos.
Tus gritos ensordecieron mis sentidos,
esos gritos que no olvido,
esos gritos con lágrimas de acero
que golpeaban mis palabaras sin causar efecto.
Te vas.
Hoy camino en las tinieblas del ciego
y avanzo detenido
a un bastón viejo e invisible.
Aún te busco en la oscuridad.
Aún recuerdo.
Sin embargo allí estás callada,
observando cada mivimiento que hago.
Vuelves, miras, no respondes mi llamado,
pero puedo sentir tu respiración.
No recuerdo haberte dicho te quiero,
mas recuerdo haber creido en ti.
¿Había entonces algo aparte
o tan sólo fue tu orgullo?
No recuerdo haberte dicho te quiero,
pero recuerdo haberlo pensado con anhelo.
Nunca habÃa leeido algo que me calara tan hondo el alma,escribes muy bello,además me identifico mucho con tu poema SIGE ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!