La asistencia perfecta regalando conocimientos,
me presentaba un extraño encuentro
que escapaba a la razón.
Sus binoculares acaparaban mi atención,
y un segundo me bastó
para entender lo que es soñar,
y descubrir que la ficción,
no es ficción sino verdad.
Su regocijo en aquel pupitre,
su inocente carisma
y su esplendorosa mirada,
eran espejismo recurrentes.
Mi cuerpo quedo pasmado,
inmóvil, atónito,
enamorado..
Mientras una sencilla sonrisa acariciaba mi rostro,
mi cabeza volaba de fiebre
y mi corazón se aferraba a mi pecho.
Yo me encontraba allí, perdido,
desafiando mis sentidos,
usurpados mis sentimientos,
renovando mis esperanzas.
Un animal silvestre me acechaba por dentro,
y tu allí, tan indefensa,
te hacías de mis sueños,
y los volvías realidad.