Sólo piensas en tí mismo,
no hay lugar en tu interior
mas que para TUS problemas,
TUS angustias y TUS penas,
TU persona y TU dolor.
Te sientes muy importante
y superior a los demás;
piensas que TÚ vales oro
y que eres tu mayor tesoro,
después de TÍ, ya no hay más.
Sólo te importan TUS planes
y a la "bola de caifanes"
que tienes alrededor,
los juzgas "simples gañanes",
sin mérito, sin valor.
Nunca te alcanza tu tiempo
para atender a otra gente,
no dispones de un momento
para darlo a los demás
¡necio, torpe, impertinente!
Si no sales de tu encierro,
si no "bajas de tu trono",
si tu corazón de fierro
no recupera su tono,
entonces ¡no sirves ya!
Que si estás en este mundo,
en este tiempo, en esta vida,
es para un deber profundo:
debe tu alma acomedida
ser de alguna utilidad.
Tu vida no vale nada
si no es para compartirla,
pero debes definirla;
tu tiempo es tiempo de todos,
tiempo "para los demás".
Todos tenemos por meta
en nuestros propios caminos
servir de apoyo y de guía
y ser fuentes de armonía,
de acuerdo a nuestros destinos.
Tu vida se justifica
y adquiere un nuevo sentido,
sólo si se sacrifica
tu pobre interés mezquino
para servir, convencido,
a quien de tí necesita.
Todos dependen de todos
y todos nos necesitamos;
todos son seres humanos
que luchan, codo con codo,
porque sólo así triunfamos.
¡Rompe ya ese cascarón
de tu huevo de egoísmo,
con energía y decisión!
Despréndete de tí mismo
y da a tu vida una razón,
sembrando luz y optimismo,
pero hazlo de corazón.
Sólo así darás sentido
al hecho de haber nacido;
sólo así tendrás derecho
a llevar erguido el pecho,
cumpliendo con tu misión.-
Eduardo Ritter Bonilla.
24-08-2004.