Sin saber que hacer a estas horas,
la culpa la tiene
la monotonía larga
que nos impregna por la noche,
por esto solamente
nos volvemos taciturnos
y pensadores,
una especie de lectores
de todo aquello que transcurre,
por esos lugares donde
si algo es verdad se debe
a la poesía que aparece y florece,
para poner calma y aliviar
innecesarios trompezones,
en estos instantes tan de todo
tan vacíos de luz que todo se oye.
Pasa una corriente,
fluir de un río
que por unas calles corre,
se salió de su cauce
para llevar su coraje,
más allá de donde
por principios fundamentales debe.