En el momento de tu adiós,
La melancolía se hizo dueña de mi vida,
Te esperé largas horas,
En las que el sol y la luna apenas cruzaban palabra entre sí.
Me dediqué a escribir poesías,
Y a recordarte para calmar mis lágrimas.
Hoy no estoy mejor,
Pero me he convencido que nunca me has querido,
Que tus palabras fueron una falsa,
Y si alguna vez nos volvemos a encontrar,
Trataré de ser tan amable como tú lo fuiste conmigo,
Te diré que en mí nada ha cambiado,
Que nunca lloré por ti,
Que el paso del tiempo curó la herida de tu amor,
Pero, indudablemente,
Mis palabras serán las más falsas que jamás haya pronunciado,
Porque te sigo recordando,
Te sigo queriendo,
Y ¡¡¡¡te echo tanto de menos!!!!
Que mi corazón parece haberse vuelto loco,
Y en cada rostro de mujer busco tu sonrisa,
Tu mirada de niña traviesa,
Y aun me sigo refugiando en la oscuridad de la noche,
Para volver a estar junto a ti...