Resplandor de gracia divina
que besa mi cara cada mañana;
Fuente de eterna fortaleza
roció de oro que todo aclaras.
Acobíjame en tus encantos
traspásame con tus llamas.
De ti todo se recubre
aclara la obscuridad con tu mirada,
no medes tregua, no te contengas
llena el espacio que la gente olvida
para que se les deslumbre hasta el alma
el día que otra vez vuelvan a levantar la cara.
Tu eres el punto dador de vida,
imponente creador de energía
amigo incansable de cada arduo día
y reflejo escoltador de la noche
vuelca hasta el momento que la humanidad te temía,
vuelve cenizas su necesidad de poder
pues por fin está pudiendo hacer de este mundo
un verdadero cementerio.