Si en tus ojos miré la luz del día,
en tus ojos veré también la noche,
pues ya que al ser mi inicio y mi comienzo,
sin duda tu has de ser mi gran final.
Si en tu boca de grana, mi inocencia,
se marchitó en la bruma de tus besos,
en una tarde gris, vendrá de nuevo,
vestida con el néctar de tu aliento.
Si en un abrazo tuyo, mi alma entera,
vibró como una entraña de la Tierra,
mi vida va a tornar hacia tus brazos,
cuando mi muerte vibre en mis adentros.
Si en el fuego vivaz de tu cabello,
se refugió mi aquel amor primero,
cuando el invierno llegue hacia mis manos,
mis manos tornarán hacia tu pelo.
Si en tu ausencia murió mi vida un día,
igual que nace el sol tras la alborada,
mi vida nacerá de nueva cuenta,
cuando a lo lejos brille tu regreso.
Y sé que para entonces, en mi pelo,
habrá nevado ya, sin más remedio,
pero tendré la dicha, de aquel día,
cuando te contemplé por vez primera. (2006)