Los recuerdos están en mí como puñales
en los que viven aun, en ellos soy muerto
llamase como se llame. Tengo abierto
el corazón. Lo lastimaron, no con metales.
Atrozmente la vida en mí está detenida,
la alegría que llenó mis días de gloria.
Incluso, tengo escrita la historia,
que fueron goces plenos de mi vida.
Sé que me fallaron pero soy prudente,
¿Acaso puedo renegar de los laureles?
Si navegan sin juicio, quedan sin bajeles.
Tuve promesas, hasta en medio oriente,
grotescamente me gritó… “te quiero”.
Yo creí. Que sepa el mundo entero.