En una Tarde soleada
se encontraba sentada,
cargando energía perdida
durante promesa cumplida.
Por la espalda el alumbro tu mirada,
brotó una sonrisa de mujer encantada,
tu cariñoso corazón musito una palabra
y el aire impidió que el la escuchara.
Rescato un corazón florido
con su garante cumplido,
para quien no era su amada
ni la bella mujer idolatrada.
El astro diurno secó sus labios,
la mejilla se tornó rojiza,
su cabellera la movió la brisa
impulsada por ojos bohemios.
Un ave de mal agüero
cerca a ti agitó las alas,
posándose como un lucero,
quiso saber que hablabas;
Con tu tema continuo la charla
tratando de romper su hechizo,
el ave impropia obligo ha dejarla,
emprendió la ida y dio su aviso.