Que hable el sarmiento y diga,
que hable de la uva y de la pera,
que todo cuanto de mí diga
es todo cuanto ella tener espera.
Qué fácil hablar es,
de cosas que ni te vienen ni te van,
que todo eso que cacareas
no lo sabes ni llevar.
De todo hablas a la maldita ligera,
anda y mírate en el espejo,
a ver si la suerte es piadosa y te acompaña,
y no te asustas de tu propio reflejo.
Cuerpo sarmientoso y raquítico,
si forma alguna ni esbozo de mujer,
que formas son las que to tengo,
y que , ilusa desearías tener.
Más no solo por eso,
por eso somos diferentes,
lo que tu lengua viperina no aguanta,
aguantando yo lo muerdo entre dientes.
Por suerte para tí,
diplomática soy que no sincera,
pues si tan ligera como tú fuera,
ilusa, no sabrías que te espera.