Soneto alejandrino a rosa, rosa

El rosal se despertó del sueño que dormía
en su rama relucía una flor muy hermosa,
los pétalos relucientes cual labio de diosa
y devuelve algarabía a la floresta umbría.
El rosal se asombró por esa flor que lucía
repetía ¿diosa será, o es realmente rosa?
Cual mejillas de infanta es maravilla graciosa,
su reflejo en tono rosa, el albor repetía.
En realidad no era única, había otras flores
tan hermosas y reluciente casi como ella,
pero rosa, rosa es; cual hoyuelos seductores.
Sin depreciar a nadie resulta la más bella,
el dedo Dios moldeó para fuente de amores.
Felices los labios al posarse le deje huella. Autor: Alcibíades Noceda Medina