En un país joven, donde aun opulencia sobra,
la negligencia y el desamparo mucha vida cobra,
Joven viejo sin tiempo, arrastra los pies en parías,
en inconcreción, en inventados sacos de miserias.
También estos viejos jóvenes que marcó huellas,
en la noche con arado oró solo bajo de las estrellas,
ahora su marcha detiene debajo de algún puente,
su esfuerzo ya caducó, ahora ya rendido se siente.
Buen hombre de ayer y hoy descansa sobre cartones,
los cansancios sin frutos e inútiles mató sus ilusiones.
En el rostro lleva marcado surcos de existencia,
abandona el arado sin reja, sin hilo de conciencia. Relegados de la sociedad esta carente de valor,
carenciado solo convive con la mueca del dolor.
La resignación durmió sus antaño sueños,
solamente desdichas y desamor le regaló los años.
A todo sonriente extiende sus trémulas manos,
sus franca sonrisas nadie entiende, regala en vanos,
al mendigo de hasta del agua, es ajena las gentes,
lentamente va buscando refugio debajo del puente.
Sobre el lecho de cartón descansa su despojo,
las manos sobre el mustio corazón cierran los ojos,
la helada cruda lo va helando muy despacito.
Corazones de hielo de los hombres, su vida marchito.
Autor: Alcibíades Noceda Medina