La forma en que me muero, no es la muerte,
es algo mucho pero que no se explica,
que deja una ansiedad que se duplica,
que se duplica más, al ya no verte.
La forma en que me muero -que es perderte-
al pobre corazón lo mortifica,
y en vez de minorar, se intensifica,
cuando mi amor no puede ya tenerte.
La tregua que suplico, me es negada,
y en cada amanecer, sin evitarlo,
sin evitarlo encuentro tu mirada.
Y ya que mi remedio es olvidarte,
confieso que jamás podré lograrlo,
si vuelvo día a día a recordarte. (1998)