Ahora todo es sólo bruma
y un negro telón de fondo
como mi único horizonte,
grandes salones vacíos
al fondo de mi conciencia,
momentos largos, sombríos,
sembrados de indiferencia
y días que arrastran su tristeza
por frente de mis balcones.
Pero vendrán otros tiempos
en que renazca la aurora
de nuevas voces y risas.
Se verá llegada la hora
de la luz de tu presencia
llenando el actual vacío
que se cierne en torno mío,
y lo cambiarás con tu aroma.
Será tu alfombra de sueños
la que dé vida a los pisos,
serán tus ojos los dueños
de estos muros y ventanas;
contigo traerás mañanas
de una alegre primavera,
cuando termine la espera
impaciente por tu persona.
Sólo tú le darás vida
a este silencio de muerte;
entonces, por fin, al verte
tan hermosa, tan querida,
daré triunfal bienvenida
a la que ha de cambiar mi suerte.
Olvidaré estos momentos,
el llanto, la despedida,
tanta tristeza y lamentos,
lo espantoso de esta herida.
Serán nuestros sentimientos,
nuestras mutuas ilusiones,
de esta casa los cimientos
y el más sólido refugio
de nuestros dos corazones.-
Eduardo Ritter Bonilla.