A mis siete años
Tan niña y tan inocente...
más me forzaron a crecer,
tan rápido como las flores,
para morir...
lentamente, después.
El suave manto
de la hierba...
fue mi pañuelo
y en ella esparcí,
todas mis lagrimas.
Me dio temor hablar,
decir...
lo que tengo guardado,
y pasó...
con mi madre...
no podía contar,
ni siquiera sus caricias,
de ella recibí.
A mi padre...
ni siquiera podía mirar,
me daban miedo sus miradas
y lo que pudiera pensar,
y las palabras morían,
antes de salir.
Recuerdo doloroso,
poblado de pesadillas,
que no podía desterrar
y mi alma vagó...
perdida,
más allá de todo eso,
mi mirada se perdió en el vacío
y no pude encontrar,
ni el regreso...
ni el camino.
Era tan niña...
y el daño que me hicieron ya,
la herida sigue abierta,
jamás pudo cicatrizar,
la sangre que por ella salía,
nunca la pude parar.
Mis sueños por las noches,
pesadillas...
sin un final,
pozos profundos,
donde me quería encerrar,
océanos interminables,
donde me quería hundir,
bosques oscuros...
donde me quería perder.
tan niña...
tan inocente...
y que pronto descubrí,
la maldad de las personas
y su mezquindad.
No tenia mama Rosa Mary Arnal 1.964