No importa lo que te diga,
seguirán siendo palabras,
muy bellas, muy adornadas,
muy llenas de inspiración
(hablar es tan fácil, vida,
y tan incierto su valor).
El lenguaje del amor
brota del fondo del alma,
se manifiesta en los hechos
y en él no hay promesas vanas
ni dudas, ni incertidumbre,
ni decepciones amargas.
Yo te amo con mis acciones,
te hablo sólo en la mirada,
y te entrego mi vida entera
en una adoración callada.
Mi amor está por encima
del tiempo y de las distancias,
de las frases de rutina
y palabras exageradas.
No obstante, en todo momento
tú sabes bien lo que siento:
que tú eres mi único aliento,
mi dueña, ¡mi prenda amada!-
Eduardo Ritter Bonilla.