Señor,
te ruego por éste
al que no puedo nombrar,
el que me está prohibido
que en aquella jornada
de madrugada,
mis ojos de luceros
lo vieron frío.
Señor,
ya no alumbra su llama
sólo llega el hastío
que habita al claro del alba
ahora que sus ojos
ya no son míos.
Señor,
te ruego por éste
el que mi amor reclama,
aquel
que ya viaja
en una nube,
en una gota de mar
en el rocío
y que besa
desde el viento
mi mejilla
con el amor
que jamás me pudo dar.
Señor,
te clamo por éste
que desde el cielo
me espera,
porque de humilde cuna
mis brazos
sólo buscan descansar
en su suave regazo.
¡Ten piedad señor!,
de su cántico
y entre hojas de ternura
deja que me bese
con su dulzura
en el cálido soplo
de Eolo.
Y si al fin cansada
toco alguna vez el cielo
en que habitas
Señor,
has que este ruego
no se convierta en más llanto
Señor,
déjame mirarle
tan solo un instante
en lo eterno a aquel
a quién he amado tanto.
(Basado en el poema de Gabriela Mistral,"El Ruego") Concepción, Chile.29/11/2002
Gracias a todos los que han leído mis poemas en estos cuatro años de publicación, un abrazo muy especial a mis amigos poetas y poetisas, y a los que están ausentes de este lugar un doble abrazo.
2/enero/2007