Me pase un cuarto de vida
Pidiendo la vez,
Y las barras de lija no daban abasto,
De tabiques vírgenes… de argentum.
Busque barcos en meranchos enfangados,
Naufragando como siempre supe hacer…
En las hojas marchitadas por querer…
Que rumien las ratas pardas…
Caminando con sandalias de metal,
Rechinando en cada paso, escuchad…
Que aquí no regresarán jamás,
Las Tormentas de lamentos.
Volveré a caer en el lodo,
Que embarra todos mis sueños,
Las tinajas agrietadas,
La hiedra envuelve la piel,
Y el galope a paso lento…
No sabré que hacer,
Cuando picaportes resuellen en mi sien.
Arrancadme a tiras toda la piel,
Para el vestido del duelo…
Volverá a brotar,
En los suelos de cemento y alquitrán.
Donde no florecerá,
Mas que la maldad que cruje en los dedos.
El sol mutilara las alas que quisieron alzar el vuelo.