Agitada noche,
me causas desconsuelo,
me provocas tristeza,
y aquí empezó mi duelo.
La semilla que el dejó en mí
se aleja lentamente,
con tanto dolor y enojo
que me provoca la muerte.
Quise gritarle a Dios,
en donde estaba escondido,
¿por qué? el ser que mas amo,
ya se encontraba perdido.
Hijo mío, mi gran amor,
quiero seguirte al abismo,
mas tu padre necesita
que le quite su egoísmo.
Que lo ame mucho más
para que no sienta culpas
para que nunca te olvide,
para que nunca te vayas.
Dedicado a Josefina Laborde...
Niña hermosa de Argentina.