A veces entro en ti
como se entra en los sueños.
Sosegado y profundo
como una noche lenta.
A veces entro solo
como una estrella inquieta,
tembloroso y radiante,
perfumando la senda.
A veces la tristeza
entra en ti por mis venas,
y halla melancolía
más allá de tus puertas.
A veces te traspaso
los umbrales de cera,
derritiéndose a golpes
de dulzura y de sedas.
Y otras veces me asomo
prolongando la espera,
y de un mar de distancias
te acarician mareas.
Casi todas las veces
entro en ti como arena,
y mi playa te abarca
misteriosa y completa.
Cada vez que penetro
por cualquiera de ellas,
tus entradas se ofrecen
generosas y abiertas.
Y mi esencia te inunda
como un día de tormenta.
Excitante y oscura,
estruendosa y violenta,
perfumada y caliente,
vigorosa y extensa,
empapada de lluvia,
generosa y perfecta.