Dejemos que nos mire así la luna,
amándonos dichosos esta noche,
haciendo de los besos un derroche,
amándonos al fin, sin prisa alguna.
Dejemos que nos llegue su destello,
y bajo el palio azul de su enramada,
unamos más y más nuestras miradas,
gozando el relumbrar de tu cabello.
Dejemos dulce amor, que pueda un beso,
brindarnos esa dicha indecifrable,
que brota con violencia incontrolable,
volviéndome en tus brazos, un fiel preso.
Dejemos que ya el tiempo nunca avanze,
volemos como nunca en cada abrazo,
y anclemos su carrera sin ratrazo,
para lograr, que nunca nos alcanze.
Dejemos pues mi bien, mi dulce amada,
que nos contemple así, la blanca luna,
amándonos al fin sin prisa alguna,
hasta el salir del sol, en la alborada. (2006)