Frente a mi mar mediterráneo me encuentro,
sentada sobre la arena de un cálido verano,
la suave brisa me acompaña vestida de largo,
y por más que yo me niegue, te sigo recordando.
Con fuego, el sol tiñe un horizonte muy lejano,
las gaviotas vuelan en círculos curioseando,
mientras las olas parecen saludarme las manos,
y por más que yo no quiera, te sigo amando.
Los niños juegan en orillas de oro blanco,
con sonrisas de aire puro y castillos encantados,
mirando los barcos de vela,señalan entusiasmados,
y sin embargo yo, perdida te sigo esperando.
El cielo me invita a curiosear en sus brazos,
con formas y colores de algodones azucarados,
saliendo mil suspiros que parecen entrecortados,
olvidando aquel adiós, que yo sellé en tus labios