¿Donde está? preguntan lo que nos vieron, a menudo
averiguan, no te olvidan, entonces ¿habría de hacerlo yo?
En mi delirio, voy junto al mar y con él tu voz ensayo.
La arena de la playa, que recogió nuestros pies desnudos,
ahí invariablemente vuelvo, en la blanca arena de la orilla
del mar, ahora mi huella solitaria se dibuja, en la playa del ayer,
que fuera nuestro, al igual que tu mano testigo del querer.
También el mar con la estela dibuja tu silueta femenil tan bella.
Ni la noche te olvida, con las estrellas como plebe confabulan,
que fueron celosas, porque se opacaron sus luminancias,
ante tus ojos de lucero, se sintieron afectada en tu presencia.
El viento y el roció de la mañana trae tu perfume, me adulan,
a que te traiga de nuevo, para alborotar tus pelos como niño
soez, para que yo te acomode nuevamente con suavidad y cariño.