Cansado ya de andar,
Desfallecido, casi,
Me tendí en el Camino
Y me puse a mirar
El Camino ya andado
Y el que aún me quedaba por andar.
Marcadas en la arena,
Que mis pies abrasaba,
Podía seguir viendo,
Las Huellas providentes
Del Dios que me guiaba,
Hacia el limpio Horizonte
Desde el que me llamaba.
Desde el que me llamaba,
Con Voz tan persuasiva,
Que me olvidé de todo,
Mientras, lleno de Gozo,
Le iba escuchando lo que me decía:
“Nunca te pares. Nunca desfallezcas,
Que aunque me ves lejano todavía,
Voy siguiendo tus pasos muy de cerca,
Y seguiré siguiéndolos
Mientras sigas corriendo tu Carrera
Para llegar cuanto antes a la Meta
Donde verme podrás., donde te espero”.
“No te des por vencido,
Tu Corazón levanta
Y sácale a tus fuerzas nuevas fuerzas.
Ya está cerca, muy cerca
La Meta deseada
Y esperando a que llegues,
Yo ya estoy a la espera”.
“Hiciste de tu Vida una Carrera
Competitiva y noble
Y, a fuerza de esforzarte, la has ganado.
Ven y recoge ya tu Recompensa,
Porque un Ejemplo has sido
Para todos los Hombres
Que, siguiendo tus pasos, me han seguido”.