Y me quedé aquella tarde
en la plaza de mi pueblo,
mirando. mirando todo
como buscando un recuerdo,
que me llevara en silencio
muchos años en el tiempo
para atras, cuando una tarde
muy fría, y en pleno invierno
te esperé en aquella esquina
como una fiera en acecho.
Tu alma robó mi alma.
Mi boca, robó tu beso.
Y volvieron como entonces,
cuando hacíamos proyectos,
a unir nuestras suaves manos
quizas ensayando un rezo,
o a formar dos lindas alas
para volar del invierno
triste y frío de aquel pueblo,
a la primavera tibia
que soñaron nuestros besos
y nuestros cuerpos unidos,
a un castillo de ilusiones
como en un libro de cuentos.
Y fueron muchos los sueños
que con el correr del tiempo,
como pompas de jabón
se fueron desvaneciendo.
Tu seguiste tu camino.
El mío estaba naciendo.
Y me quedó aquella tarde
en la plaza de mi pueblo.
Y me acosaron recuerdos
que yo ya creía muertos.
-Que linda que esstá mi plaza!
-¿Por que habrá pasado el tiempo?
Y te llamé casi a gritos.
Y sólo escuchó el silencio.
Y te grité -¡Yo te amo!
Sin importar que dijeran
que un loco que está en la plaza
está llamando a una novia
que vive en su pensamiento.
-No pudiste contestarme.
-Claro.si sos un recuerdo
que ha vivido en mi alma siempre
y aún no he podido decirte
lo mucho que yo te quiero.
En las plazas de los pueblos
se esconden muchos recuerdos.
El mío es uno de esos
que perduran en el tiempo
y de tanto en tanto intentan,
dejar escapar un rato,
lo que en su interior encierran.
-Ya no volveré a mi plaza!
-Ya no volveré a mi pueblo!
La vida me dió otro rumbo
y por él, es mi desvelo.
Y aunque de amor yo me muera,
por amor estoy viviendo.
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