Algo me inquieta en la cabeza,
que pensar bien no puedo;
es una niña que me interesa,
la que a puesto en mí un enredo.
Mi alma reza, reza, y reza,
por su cinturita de abeja;
por sus labios color fresa,
mi corazón se apendeja.
Su sonrisa perturba mi silencio
que no logro en nada meditar;
se me pone todo muy tenso,
con mis venas casi a reventar.
Más tiempo, gracia y vida,
con devoción a Dios imploro,
que me permita tomar partida,
en ese corazón bañada en oro.
Mi alma reza, reza, y reza,
por su cinturita de abeja;
por su imagen de princesa,
mi alma se encuentra presa.