Digo, pues: Andad en el Espíritu,
y no satisfagáis los deseos de la carne.
Porque el deseo de la carne es
contra el Espíritu, y el del Espíritu
es contra la carne; y éstos se
oponen entre sí, para que no
hagáis lo que quisiereis.
Pero si sois guiados por el Espíritu,
no estáis bajo la ley.
Y manifiestas son las obras de la
carne, que son: adulterio, fornicación,
inmundicia, lascivia, idolatría,
hechicerías, enemistades, pleitos,
celos, iras, contiendas, disensiones,
herejías, envidias, homicidios,
borracheras, orgías, y cosas semejantes
a estas; acerca de las cuales os
amonesto, como ya os lo he dicho
antes, que los que practican tales
cosas no heredarán el reino de Dios.
Mas el fruto del Espíritu es amor,
gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe, mansedumbre, templanza;
contra tales cosas no hay ley.
Pero los que son de Cristo han
crucificado la carne con sus
pasiones y deseos.
Si vivimos por el Espíritu, andemos
también por el Espíritu.
No nos hagamos vanagloriosos,
irritándonos unos a otros,
envidiándonos unos a otros.
Hermanos, si alguno fuere
sorprendido en alguna falta,
vosotros que sois espirituales,
restauradle con espíritu de
mansedumbre, considerándote
a ti mismo, no sea que tú
también seas tentado.
Sobrellevad los unos las cargas de
los otros, y cumplid así la
ley de Cristo.
Porque el que se cree ser algo, no
siendo nada, a sí mismo se engaña.
Así que, cada uno someta a prueba
su propia obra, y entonces tendrá
motivo de gloriarse sólo respecto
de sí mismo, y no de otro; porque
cada uno llevará su propia carga.
El que es enseñado en la palabra,
haga partícipe de toda cosa
buena al que lo instruye.
No os engañéis; Dios no puede ser
burlado: pues todo lo que el hombre
sembrare, eso también segará.
Porque el que siembra para su
carne, de la carne segará corrupción:
mas el que siembra para el Espíritu,
del Espíritu segará vida eterna.
No nos cansemos, pues, de hacer
bien; porque a su tiempo
segaremos, sino desmayamos.
Así que según tengamos oportunidad,
hagamos bien a todos, y mayormente
a los de la familia de la fe. GÁLATAS 5;16 - 6;10