Al entrar en el monasterio de los monjes trapenses, me ví en un mundo magico lleno de paz y armonía que sólo me invitaba a reflexionar!
Por un instante pude escuchar mi propia respiración, acompañada de una lágrima y un bello sonido que yo le llamo la música del silencio que estremecío mi alma.
Me dí cuenta qué ahí estaba yo impregnandome de toda esa energía del universo, del padre sol, y de la madre tierra.
Sentí por un instante que llegaba al umbral de lo divino y lo sublime al mirar ese paisaje inmaculado, quise detener el tiempo no quería salir de ese lugar sentía que algo me faltaba por hacer y sin poder evitarlo desde lo más profundo de mi alma lanze al viento.
¡Todas mis penas mudas!
Que por mucho tiempo mantuvierón mi alma herida.
Mire emocionada, respiré profundo y me conecte con
La belleza de aquel paisaje respiré una vez más muy profundo antes de salir de ese lugar místico, magico, divino y sublime, ese mundo aislado del mundo, donde sólo existe la paz la calma, donde Acepte y reconocí mis penas mudas.
Después de vivir esta experiencia recuperé esa fortaleza casi sobrehumana, hoy está renovada lista y preparada para volver a empezar.
Una vez más puedo caminar con fe, entusíasmo y esperanza por los senderos del equilibrio perfecto que necesito para seguir de píe en este complejo juego de la vida.
Genito.S/Vevi0/Primavera/ 2012.