Mi cielo azul refresca
la humedad de mis sueños e ilusiones,
el olvido calcina
y reprime tu larga ausencia.
Vientos de cristal traslúcidos,
sienten la distancia
franqueando nicho
de espíritu silvestre
del bosque verde
de tu eterno olvido.
Compañero en el silencio,
tus ramales en la piel,
el ser interno se sacia
entre las hebras de sueños escondidos.
Los cristales un poco frío
se empañan con lágrimas,
tu voz se oye.
lejana en el tiempo.
tu imagen danza
entre las nubes desérticas
azotando sin piedad
las paredes del alma.
Tus palabras cual experto bisturí
desgarraron la esperanza,
lanzas viento frío y fuerte,
lágrimas emanan
al manantial del alma,
lágrimas queman
las mejillas del alma
a gritos piden:
¡No,,no llores más!
Deslizas en mí tu llanto,
el viento encalló en mi puerto
tinieblas de pesares,
sueños de nubes plácidas
transitan el cielo,
florido jardín envidian la belleza en la paz,
bañas mi cuerpo al mecer de las olas,
la luz reflejada en la laguna del corazón
fluye tibia sangre cristalina de pesar
a las ventanas del alma.
La indiferencia las calcina
como pétalos en la arena
del desierto avasallador. María Ysabel Camacaro